Ella
era delgada pero resistente. Lista pero despistada. Sencilla pero con clase.
Tanta,
que en su trabajo la conocían como Grace Kelly.
En
realidad, la Vida de Grace transcurría tranquila en apariencia, pero por debajo
de ella, corrientes submarinas atravesaban su Alma. Su pareja, que en un tiempo la complementaba,
se había convertido en una soledad que acompañaba la suya. Y las noches
transcurrían pensando y esperando que el nuevo día le trajera algo que cambiara
su Vida.
El
Universo, tan generoso, escuchó su petición, y envió a nuestra Grace a un sitio
que cambiaría el rumbo de su existencia.
-
Holaaaaaaa,
-leyó en el mensaje que acababa de aparecer en su móvil- voy esta noche a un
bar que se llama Lments, ¿te vienes? A las 10 en mi casa si es que sí.
Grace
sonrió. Era la loca de su amiga Marta. De nuevo con planes. Hacían una pareja
singular, Grace rubia, de pelo hasta los hombros, lacio, delicado. Convivían en
ella la sensualidad y la inocencia, la timidez y las ganas de sentir. Marta, morena, de cabello espeso, negro.
Sexual y animal. Divertida, irónica, rebelde. El ying y el yang.
Lments
era un bar especial. Su espectacular terraza permitía divisar todo el mar sin
interferencias urbanas mientras tomabas una cerveza en una de sus mesas. Y Grace ni siquiera imaginaba de qué manera el
destino le estaba indicando que los 4 elementos estaban entrando en su Vida e
iban a transformarla de manera tan radical e inmediata.
Aquella
parecía ser una de esas noches de sábado en que a las 4 ya quieres irte a dormir,
con un par de copas de más y otro par de penas de menos, hasta que entraron
aquellos chicos. Eran 3. Jaime, Jorge y Julio. 3 Jotas.
Jaime
se dedicaba a hacer viajes de aventura, era guía de rutas en 4x4 por Asia y
Africa aunque su residencia la tenía en Madrid.
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