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jueves, 19 de mayo de 2011

I FOUND THE PLACE (RELATO EROTICO 1ª PARTE)


Llevábamos tiempo buscando. Supe que por fin había llegado el momento cuando ella se acercó y sonriendo me dijo: "I found the place".
Nos encontrábamos en un bar en el aeropuerto. Yo estaba sentado en una esquina de la barra, sobre un taburete de madera con el respaldo de rayas ocres y burdeos. Tenía la cerveza a medias y unas ganas tremendas de tirarme a Beth. Beth, con su nombre de sexo insinuante, dicíendome en su idioma constantemente el mejor sitio para hacer el amor. Cama. Con z, de Madriz, como yo estaba acostumbrado a decir.
Beth, que aquel día llevaba sus trencitas de colegiala perversa, sus labios rojos de mujer casi fatal y sus ojos mirándome de arriba abajo, deteníendose, como siempre, a medio camino, con un deseo imparable de comerme de tapa con la cerveza negra que nos acompañaba.
Llevábamos 2 días sin hacer el amor. Para nosotros, eso significaba una eternidad, pero habíamos ido de visita a Londres y no habíamos podido encontrar un hueco en casa de su primo Adam, donde nos alojamos.
Adam, de profundos ojos azules y manos de pianista, que amaba la música y se mezclaba con ella, quedando sordo para el resto del mundo, porque no quería verlo ni escucharlo, ya que él tenía el suyo propio, y vivía su propia sinfonía. Las caricias furtivas de Beth en el salón mientras Adam tocaba el piano, o en la cocina mientras hacíamos café, sólo habían hecho que el calentón se convirtiera en hervor, amenazando con hacer explotar el pobre cuerpo que contenía tanto calor.
Y ahora me decía, con sonrisa perversa, la frase que parecía la entrega de la Tierra Prometida:
- I found the place.
A Beth le encantaba verme con la barba de 2 días, le ponían esas caricias pinchantes de semidolor e insistía en que me afeitara las mínimas veces posibles. Esta vez cumplía su deseo involuntariamente, porque no habíamos facturado equipaje y en el de mano no me dejaron llevar, por motivos evidentes de seguridad, nada punzante.
Me besó en la esquina de aquel bar de aeropuerto, acariciando con su lengua el borde de mis labios que, junto a los pelillos de barba creciente, incrementaban su deseo oculto evidenciado el mío. Porque mi polla crecía por momentos, paralela a la duración del beso. El bar estaba lleno de pasajeros que esperaban comenzar su trayecto, o enlazar otro vuelo para llegar a su destino....

Continuará.
:))